Una escena reinventada.

Capítulo 3 parte 2: “De lo que sucedió a Don Quijote con un discreto caballero de la Mancha y de la felizmente acabada aventura de leones” 

(En esta escena sale Don Quijote, Sancho Panza, Diego de Miranda y el carretero) 

-Se abre el telón y se ve a Don Quijote cabalgando su caballo con una expresión feliz y satisfecha acompañado de su fiel escudero, Sancho. Cuando de repente Diego de Miranda los alcanza cabalgando una hermosa yegua, vestido con un gabán de fino paño verde- 

Don Quijote: Señor, si es vuestra merced lleva el camino que nosotros y no importa el darse prisa, merced recibiría en que fuésemos juntos. 

Diego de Miranda: En verdad que no pasara yo de largo si no fuera por temor a que con la compañía de mi yegua se alborotara ese caballo. 

(La yegua de Diego de Miranda se acerca rápidamente a Rocinante y decide que no se quiere mover de su lado por todo el camino que queda) 

Sancho Panza: Nuestro caballo es el más honesto del mundo, Jamás ha hecho vileza alguna, y una vez que se desmandó la pagamos mi señor y yo por ser septuplicado.  

(Diego de Miranda se detiene y observa atentamente a Don Quijote tratando de recordar por que se le hace extrañamente conocido) 

Don Quijote (con un tono presumido y orgulloso): Si, si ya sé que soy tal famoso caballero al que le dicen Caballero de la Triste Figura, esperando que se impriman treinta mil veces mil copias de mis aventuras impresionantemente interesantes. ¿Quieres un autógrafo? 

Diego de Miranda: Yo, señor Caballero de la triste figura, soy poquito más humilde que su eminencia, viera usted que vivo con mis hijos, mujer y amigos. Tengo hasta siete docenas de libros de honesto entretenimiento -entre dientes- (no como el suyo). No me gusta chismosear ni consiento a los chismosos, no hablo de vidas ajenas, apoyo a la caridad y confío siempre en la misericordia de Nuestro Señor.  

(Se ve a Sancho sumamente sorprendido por el relato de vida de Diego de Miranda. Cuando acaba de hablar se lanza de su burro y se acercó a los pies de este y con una expresión de tristeza y devoción le empezó a besar los pies con lágrimas en los ojos)  

 

Diego de Miranda: ¿Qué son estos besos hermano mío? Ya sé que soy de hermoso cutis, pero considero que tampoco a tal nivel verdad.   

Sancho Panza (en tono suplicante): Déjeme besarle los pies se lo imploro, usted parece santo y acompañando a tal loco como mi señor tengo claro que las posibilidades de toparme con santo son casi imposibles hasta ahora. 

Diego de Miranda: ¡JA! Ya quisiera ser yo considerado santo en mi casa. No lo soy, pero agradezco el gesto amigo.  

(Siguen platicando Don Quijote y Diego durante el camino. Se ve como Diego se va dando cuenta del ingenio de Don Quijote)  

(aparece en escena un carretero llevando leones. Se le acerca Don Quijote a preguntarle a donde iba) 

Carretero: El carro es mío, en el van dos leones que el general de Orán envía a la corte. Ahora van hambrientos porque no han comido así que si se quitaran un poquito del camino se los agradecería.  

Don Quijote (con una gran sonrisa): ¡AYYY LEONCITOS PARA MÍ! Buen hombre, libéralos por favor, les enseñare quien es Don Quijote de la Mancha. 

Carretero: Usted es hombre muerto, pero se lo permitiré por que hace tiempo no veo que estos leones se coman a alguien desde la doncella Rita. Solo deje que esconda a las mulas.  

Sancho (con lágrimas en los ojos): Mire amo, sea sensato, aquí nadie lo va a poder salvar, además vi a través de la reja y esos leones lo usarían fácilmente como palillo de dientes. Piénselo bien ¡por favor! 

(Se abre la jaula y al salir los leones se ven hambrientos, pero se decepcionan al ver a Don Quijote, así que, al ver a Sancho Panza, saltan hacia él, este grita desesperadamente corriendo a una velocidad relativamente rápida a su tamaño) 

Sancho: ¡MI SEÑOR AYUDEME NO QUIERO MORIR! 

(Don Quijote corre a ayudarlo y ambos trepan a un árbol, de no haber sido por el carretero que los alimento con un pedazo de carne ambos estarían muertos) 

Don Quijote: Vaya aventura, ¿viste cómo te salve Sancho? Definitivamente soy el mejor de todos.  

Diego de Miranda: Bueno eso sí que fue sano entretenimiento, ¿Señores no les gustaría acompañarme a mi casa algunos días más para seguir escuchando de sus impresionantes historias? 

(Don Quijote y Sancho aceptan gustosamente y se ve como salen del escenario todos) 

(se cierra el telón)